XV SEMINARIO FERNANDO BUESA

“Pensamiento sectario, radicalización y violencia”

Organizado por la Fundación Fernando Buesa Blanco Fundazioa y el Instituto de Historia Social Valentín de Foronda  

seminarioEl pensamiento sectario está en la raíz de la violencia. La lógica binaria de “buenos y malos” como procedimiento para encarar la complejidad de los problemas sociales invita a eliminar o desplazar al Otro, incluso mediante la violencia, tratando así de resolver las dificultades.

Pero el pensamiento sectario, por sí solo, no conduce a la violencia. Tiene que llevarse a cabo un proceso de radicalización que empuje a la persona o grupo a la extraordinaria decisión de optar por la fuerza destructora. Tiene que elegirse esa opción por la violencia y tiene que tener a su alcance alguna cobertura material e intelectual que lo permita o le dé soporte.

En los últimos tiempos se asocia la idea de radicalización a los procesos previos que convierten en terroristas yihadistas a algunos individuos y grupos. Sin embargo, hay que recordar que el sectarismo o el fundamentalismo de raíz religiosa no comenzaron en la parte del mundo musulmán, sino en la cristiana, y que han encontrado también en el “tercer libro”, en el judaísmo, notables seguidores no menos fanáticos y violentos.

Entre nosotros, en Euskadi, hemos vivido esos casos de sectarismo y radicalización que acaban recurriendo a la violencia para obtener logros políticos. Y, por desgracia, a pesar de haber desaparecido la organización terrorista, la naturalización de la violencia en que se apoyó no se ha ido con ella y todavía reaparece cada poco, de palabra o de obra, en nuestro entorno.

Lo sustantivo de las muchas experiencias que se conocen a este respecto es que en todos los casos se aprecian factores comunes, como puedan ser la existencia de relatos binarios y excluyentes o los procesos de radicalización que conducen a la violencia contra el Otro. Por eso la lucha contra la radicalización se plantea desmontar “relatos asesinos”, actuar contra condiciones sociales que propicien la endogamia sectaria, facilitar la integración de los individuos y grupos, y generalizar unos valores democráticos de sano relativismo intelectual y de tolerancia bien entendida.

Diversas experiencias están tratando de actuar en campos como el educativo o el social para reducir el impacto perverso de esos relatos sectarios y de esos entornos productores de radicalización. A su vez, expertos de diverso signo nos explican lo que tiene de nuevo esta preocupante realidad y lo que la conecta histórica, política y psicológicamente con lo peor de los comportamientos del ser humano.


 

 


 

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