La construcción de la convivencia

La ausencia de actividad terrorista de ETA, desde que en 2011 decretara lo que denominó “cese definitivo de su actividad armada”, ha producido, después de tantos años de terror, un alivio generalizado en la sociedad vasca y también, en muchos casos, un indisimulado deseo de pasar página. La superación de este pasado reciente y la construcción de una convivencia democrática exigen, sin embargo, una mirada crítica sobre lo sucedido, que sin duda puede resultar muy dolorosa, pero necesaria para asentar un modelo de sociedad basado en valores democráticos.

Hemos reflexionado hace unas semanas sobre la extorsión económica que ETA practicó para conseguir financiar su macabra actividad, sobre la terrible situación que vivieron muchos empresarios vascos y sobre el empobrecimiento que supuso para toda la sociedad vasca. Es necesario conocer la verdad de todo lo sucedido, desvelar la tragedia vivida.

La construcción de la convivencia exige, como presupuesto necesario, el reconocimiento del daño causado y la asunción de la terrible injusticia de ese daño. Exige el reconocimiento de que fue una trágica e inadmisible opción el recurrir al uso de la violencia para imponer un proyecto totalitario y que nunca más nadie va a pretender defender sus ideas sobre la vida de personas inocentes. Exige también que quienes no se opusieron durante años a la práctica del terrorismo, o que incluso lo apoyaron y defendieron, reconozcan que fue una opción ilegítima.

La deslegitimación ética, social y política del terrorismo resulta indispensable y exige esa revisión crítica del pasado para que en el futuro la confrontación entre ideas diferentes se residencie en el juego político y democrático con la única fuerza de la palabra y los argumentos. Sobre estos y otros asuntos girará el XV In Memoriam por Fernando y Jorge que celebraremos el próximo 19 de febrero.