Un balance necesario
La política de memoria pública y de reconocimiento a las víctimas del terrorismo llevada a cabo por el Gobierno Vasco durante la pasada legislatura presenta un balance ambicioso, aunque precisa también de una mirada crítica acerca de sus resultados y de su filosofía. El Plan de Paz y Convivencia y el Instituto Gogora son, sin duda, propuestas de importancia que incluyen todo un abanico de actuaciones y proyectos, concluidos ya en algunos casos o en marcha en otros. Ello es coherente con la intención del Lehendakari Urkullu de hacer de la política de memoria tras el final de ETA uno de los tres ejes soporte de su pasada legislatura.
Desde la Fundación Fernando Buesa Blanco el Plan de Paz y Convivencia fue recibido positivamente, aunque centrando en dos las críticas a su filosofía. De una parte, echábamos en falta un consenso político sobre sus contenidos. El primer borrador del Plan no incluyó el denominado “suelo ético” pactado en la legislatura anterior, y debió ser añadido a posteriori como anexo, cuando debiera de haber constituido el núcleo central del Plan. Desgraciadamente, el consenso quedó relegado por buscar un equilibrio con el sector que ha sostenido políticamente durante estos años al terrorismo. El precio suponía soslayar todo el trabajo consensuado de la ponencia de Paz y Convivencia de la anterior legislatura. A pesar de las reiteradas declaraciones sobre la necesidad de que Sortu llevara a cabo una autocrítica, el Plan pasa de puntillas sobre dicha cuestión.
Por otro lado, muy relacionado con lo anterior, en el Plan quedan diluidas las responsabilidades de la izquierda abertzale radical en la violencia terrorista, centrándose en los sufrimientos múltiples acaecidos durante la existencia de ETA, pero sin nombrarla, orillando a la vez el significado político de sus víctimas. Así, víctimas de diferentes contextos temporales y espaciales, desde la guerra civil al terrorismo, pasando por el franquismo, eran sumadas sin tener en cuenta lo específico de cada una de ellas. Es necesario reconocer y reparar en sus derechos a todas las víctimas, de ETA, del contraterrorismo y de los abusos policiales.(...)
Leer editorial completa